lunes, 30 de agosto de 2010

Cuerpo


He tenido la convicción de que nuestro cuerpo es reflejo de lo que somos interiormente, es la copia fiel de lo que llevamos y de lo que sentimos. El rostro es la evidencia de nuestro sentir más palpable, es la consecuencia de nuestra alegría cuando sonreímos o de la ira cuando fruncimos el ceño y la mirada está fija; gracias a ella se hace imposible ocultar, quizás disfrazar o hasta maquillar lo que realmente sucede. Las manos, la piel y los ojos también son emisores del interior: es inevitable su reacción frente a lo que sucede, con los nervios las manos se impacientan, la piel se eriza, los ojos inquietos buscan respuestas. En mi caso, mi estómago es el centro de operaciones: sufre con cada lágrima, con cada situación de tensión o nerviosismo, se estabiliza completamente con la alegría y los abrazos, y ruge cuando algo va a pasar.. Hoy algo le pasa, y lo peor es que no sé bien qué es, me tiene tirada en mi cama buscando respuestas, con dolores infinitos, intoxicada en hierbas, remedios y amor de madre, con las lágrimas bordeándome los ojos, esperando 'ese' salvavidas. Hoy, no sólo mi estómago falla, mi cuerpo está fallando, mientras me hago la loca tomando tecitos que 'todo lo curan' como decía mi abueli.

jueves, 26 de agosto de 2010

El mar de la infancia y el de hoy


Nos volveremos a encontrar.
Mientras, yo sueño con esos viajes con olor a infancia y lana de alpaca, con esos inviernos al lado del mar, mientras corríamos y la lluvia del sur nos acechaba. Cuando aprendí a amar el viento y a disfrutar de ese silencio que necesito.
Con el paso del tiempo, he aprendido a necesitar el mar. Se me eriza la piel pensar en ese momento tan esperando, sentada en la arena, con los pies enterrados inquietos de frío, con el pelo revuelto por el viento, y frente al poder del mar. En ese mismo lugar donde estuve hace unos meses, donde he bailando en la arena caliente, mientras el sol me quema los hombros, donde se refrescan alegrías y se van las penas. Bendito lugar que revitaliza, transforma, y guarda tantos secretos y recuerdos, te sueño y espero, como anoche te dibujé en mis sueños, junto a esas sonrisas conocidas, a esa piel morena y feliz, a esa amistad.
La ciudad no la dejo, pero el mar, sin duda es el mejor regalo. Ayer lo quería, ahora necesito el mar, el silencio y caminar sola.
¡Quiero el mar de la infancia, el mar del año pasado, quiero el mar!

sábado, 21 de agosto de 2010


¿Cómo saber si este es el momento?, ¿cómo procurar no herir con la decisión que tomaré?, ¿cómo no sentirme tan débil?, ¿cómo recobrar esa fuerza y entereza que perdí?, ¿de dónde sacar fuerzas, cuando ya no hay esperanzas?, ¿cómo cambiar percepciones cuando no hay espacios?, ¿cómo el amor no transforma en este momento?, ¿por qué esta debilidad me invade justo hoy?, ¿por qué la tranquilidad no se hace compañera de mis ojos?, ¿por qué querer cambiar, transformar, y simplemente abrazar se hace tan difícil?, ¿por qué los kilómetros no son nada a este fría relación?, ¿por qué seguiré siendo la misma niña de ocho años a sus ojos, y seguirán sin escucharme?, ¿por qué no bastará?, ¿qué me falta por hacer?, ¿qué lucha me hará aprender lo que me falta?, ¿qué canción me acompañará ese día?, ¿qué sabor tendrá esa tarde donde las sonrisas se regalen en las esquinas?, ¿qué día marcará el calendario cuando me encuentre con el poder del mar?, ¿el viento de septiembre estará a mi favor?

martes, 17 de agosto de 2010

Matriarcado



Veo como pasan los años.
Me asombro con los cambios, con las cicatrices de la infancia y la búsqueda de la identidad característica de la adolescencia, con mi manera de defenderme frente a los demás, con todos los llantos reclamatorios que no tenían cabida ni atención, con todos mis silencios y ausencias, con todas aquellas fotos que son el recuerdo más preciado y significativo, pero a la vez, ahí yacen las sombras y matices que me configuran y me configuraron completamente.
Desde ahí soy yo, es decir, es necesario conocer todo eso, episodios de mi infancia, de mi familia, caracterizar a cada persona para darle hilo conductor a esta tragicomedia, que quizás con qué fin me sorprenda.
Los cumpleaños siempre han sido bien celebrados en esta casa, mientras pasan los años el grupo de personas se reduce, se hace mucho más íntimo, pero más prendido, lleno de carcajadas y de compartir, de abrazos y atención. Sin duda, el cumpleaños de ayer es el más celebrado, el más convocado, y el que más esperamos.
La matriarca de esta familia lleva ese nombre, simplemente porque resume su importancia, porque es imprescindible, porque su amor no tiene fronteras, porque su mirada lo arregla todo, porque esta casa tiene su olor y su incondicionalidad pegada en las murallas, porque es una mujer invencible. Cuando más la necesito saca su capa de heroína y me arregla la vida con su calor, con esa sabiduría y su intuición sorprendente.
Amo desde mis entrañas el matriarcado, sus gritos, decisiones y determinaciones, su inmensa comprensión, su obsesión por la limpieza y la unión de la familia, sus comidas y ese olor que tiene esta casa, por haberme criado cartucha pero finalmente libre.

sábado, 14 de agosto de 2010

No hay piel que aguante


Nunca me han gustado las despedidas, quedo siempre con la sensación de no haber dicho nada, de no haber disfrutado ningún momento, de simplemente haber gastado las horas en buena compañía, para luego diluirlo en un abrazo apretado y un "gracias por la compañía.." Me desmorona sentir esa soledad, enfrentarme a esa indiferencia tan esperada, pero con tanto dolor, duele ese rechazo de quien esperas que te ame más, duele ese abrazo vacío y sin amor, duele la negación de los espacios y de la hermandad, duele. Me reconozco en esa mirada de distanciamiento, sé el porqué de su actuar, sé mis faltas y las conozco, me siento pequeña ante tanta atención enfocada y ante tanto rechazo, es en ese instante donde me siento la menor de esta familia. Empequeñecida frente a tanto éxito y entereza, ante tanta convicción y resultado, ante tanto esfuerzo y dedicación, sin poder defenderme ni imponer mi presencia, mis ideales bailan en mi boca queriendo salir, mientras quedo derrotada y con los ojos llenos de frustración: muda y las energías consumidas en la contención. Nubes de bajones me acechan y se alojan quizás hasta cuándo, un nudo en mi pecho quiere traicionarme y delatarse en cualquier momento, la tristeza me bordea los ojos y simplemente quiero arrancarme, escapar y alejarme más aún, porque aquí los kilómetros se hacen agua, porque la lejanía es eterna, porque la muralla que nos separa no tiene fin y el orgullo es lo que tiene primacía en esos ojos de cristal. Soy consciente de que no queda nada por hacer, de que la lucha está perdida con el orgullo, de que los años, la experiencia, el rechazo y la lejanía son mayor a todo amor y a todo reconciliación posible, a toda fraternidad, a todo perdón y a todo abrazo. Porque en esta situación no hay recuerdos que valgan, no hay fotografías que avalen ese amor, no hay nada que le gane al rencor y a las palabrotas, a las miradas insidiosas, y al quiebre. Aunque me convenza de el inmenso amor que siento, de la incondicionalidad, no hay reciprocidad y antes eso no hay piel que aguante..

domingo, 8 de agosto de 2010

Amores imposibles


Muchas veces la contención, los ojos desbordantes de lágrimas, las manos apretadas y el corazón palpitante expresa mucho más que los gritos y la desesperación. Desde que me senté en esa platea, no sabía cómo habían pasado esos días delante de mi y ya estaba pegada en ese escenario esperando la salida de aquél personaje y sus versos estremecedores. No había grito que reprodujera lo que sentía, sólo los aplausos y el reconocimiento de su maravilloso arte que mueve a muchos.
Gracias por la compañía, el silencio, las conversaciones y la amistad.

Así yo canto para recordar
que sigues a mi lado,
que aún sueñas despierta porque así
vencemos el cansancio.
Así yo canto para recordar
que aún seguimos vivos,
si no ves más allá de tu horizonte
estaremos perdidos..

Somos