domingo, 28 de julio de 2013

Todos los días

Temo
Tengo miedo
Puto y feo miedo
Ese miedo que congela los pies
y que me mantiene nerviosa al pensar en él
Ese mismo miedo de pendeja
Ese que me tenía soñando siempre
para derrumbarlos al final de la noche
Miedo a que las palabras no tengan más validez
Miedo a que los años pasen y yo siga pegada
Miedo a ese Alzheimer gigante
Miedo a esa jodida dependencia
Miedo a que esperen tanto de mí y yo no quiera estar
Miedo a que no me dejen ser y cre(c)er
Miedo a que ese día no llegue
Miedo a seguir siendo un fantasma para todos
Miedo a seguir siendo fantasma en mi vida
Miedo a la cruda realidad
Miedo a tener los pies helados hasta después de la muerte
Miedo a (no) ser
Miedo a seguir siendo la menor en todo
Miedo a verbalizar
Miedo a dejar de importar
Miedo a ser la amiga por la eternidad
Miedo a no tener sueños
Miedo a que sepan de mí más que yo
Miedo a ser leída
Miedo a ser descubierta desnuda ante muchos ojos
Ese puto miedo es el que me recorre la piel todas las noches
¿Qué será de mí?

lunes, 22 de julio de 2013

¿Ayuda?

Hay quienes están para exigirte,
para cuestionarte,
para preguntar
"bueno, ¿y cuándo?"
Hay otros que están para observar,
para medir tus actos,
y así desde el silencio poder actuar.
Hay otros quienes son cómplices,
que no cuestionan sino que acompañan,
que se tiran consejos en vano como
"no te preocupes, a todos les toca"
(qué carajo es eso, como un premio de consuelo).
Son un bálsamo permanente,
una conversación a calzón quitado,
sin esconder los miedos 
porque sé que no me van a recriminar
ni mucho menos lo usarán como tema de conversación.
Y hay otros,
que sinceramente no les importa lo que estés viviendo
porque siempre
siempre
siempre 
estarán a mi lado,
para abrazar,
calmar 
y amar.
Este fin de semana me encontré con una de esas personas:
me escuchó y jamás me apuro,
"eres una guagua todavía, no te preocupes"
Y yo que pensaba que sólo mamá me diría algo así,
pues me sorprendí tanto,
me sentí tranquila,
me relajé.
Y a partir de esto vuelvo a la misma reflexión:
me reservó,
me quedo en el silencio,
pues sólo un par de oídos sabrán mi verdad,
tendrán la primicia de mi vida,
mis miedos,
mis sueños,
y en qué estoy realmente.
Que los demás piensen lo que quieran,
que soy una floja,
que soy lesbiana,
que soy tímida,
que me falta esto y lo otro.
¿Qué más da?
Sigo siendo yo la dueña de mi vida,
y si yo lo quiero: 
no sabrán de mí lo que oculto,
lo que jamás he querido contar.
No hay una vida que me está apurando,
son las mismas personas que me rodean los que atormentan mi proceso:
familia, amigos, conocidos.

Sin duda todos llevamos una tormenta interior,
que algunos quieren compartir,
y otros quieren ocultar.
Pues bueno,
yo la quiero ocultar de todas esas personas que me quieren apurar,
que quieren saber de mis procesos sólo para cuestionar,
criticar y rechazar,
con la idea de "ayudar".
Yo me dejo ayudar, de verdad, por pocos.

domingo, 7 de julio de 2013

Caigo en tí.

Hay muchas cosas que no me preguntaron.
Hay otras en las que ni siquiera participé.
Hay cosas que los demás dan por hechas.
Quisiera haberme quedado en ese tiempo en que mi madre me sostenía en sus brazos,
tiempo en el que pensaba en ese amor eterno y constructivo,
tiempo en el que jamás dudé de lo que podía alcanzar,
tiempo en el que miraba por la ventana de mi cuarto
y pensaba en qué será de mí a los veintitantos.
Ahora pienso en qué será de mi a los treintaytantos,
y no quiero estar como ahora,
pensando en los límites,
en ayudar a los demás
sin que nadie se voltee a verme al rostro.
Escuchando y sobre escuchando a todos,
sin escuchar mi cuerpo,
mis sueños y mis triunfos,
porque nadie los celebra
como lo hago yo en la soledad,
con el mate y mis cigarros.

Quiero que llegue el día
en que me esté subiendo a ese avión,
sola, llena de energía y sin temor,
con el corazón lleno de amor
y las ganas de abrazar(te) como ayer.
Quiero olvidarme
enrredada en una aventura que me vuele la cabeza,
en una historia que me deje cautivada,
en una amistad sana y apañadora,
en una enfermedad que desaparezca,
en el amor por sobre todas las cosas,
en la voluntad,
en las personas indicadas.
No quiero equivocarme más,
no quiero pensar en quienes no me piensan,
no quiero gastar mis energías y mi tiempo en quienes no lo valen,
no quiero decaer porque sí,
no quiero dejar de soñar.
Se acabó la incondicionalidad ahora,
porque no doy un peso por quienes no piensan en mí.

Sí, creo
sólo que hoy dudo.
Como siempre,
me refugio en tí.





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