sábado, 16 de enero de 2016

No más.

Y yo tanto que me burlo de las personas cíclicas,
y aquí estoy,
viviendo las mismas sensaciones una y otra vez,
respondiendo al dolor con lágrimas
y al sinsentido con letargo.
Se supone que vivir con miedo no es vivir,
y quizás sea cierto,
me siento así hace largos años:
miedo a que la soledad me ahogue,
miedo a que los años pasen y siga aquí 
(hoy lo siento más que nunca),
miedo a sentir el vacío que siento hoy,
miedo a dejar de ser,
miedo a quedarme pegada,
miedo a no ser valorada,
miedo a no ser amada,
miedo a seguir siendo "la hermana chica",
miedo a ser la "eterna amiga",
miedo a todo y a la nada.

La única certeza que me queda es,
que las cosas seguirán igual, 
mientras estos sentimientos se me queden pegado a la piel.
Seguiré teniendo días de mutismo selectivo como hoy,
días de alegría extrema como días anteriores, 
días de hermandad y amistad,
y días de infinita soledad.
No quiero más.
Me siento adicta a esta puta sensación de estar
pegada a las lágrimas que siguen cayendo.
Ni siquiera sé a qué aferrarme para salir de esta estupidez humana.
Y yo, 
que me burlo de todo individuo con apego al dolor,
que se aferra a sentimientos vagos para salir.


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