domingo, 15 de noviembre de 2015

Elegí ser feliz.

Estos últimos he entendido aquella idea lejana,
esa que la gente siempre repite
"tú decides ser feliz y cómo ves la vida".
La pucha que es cierto.
Aún cuando en mi caso, 
la enfermedad de papá,
el poco profesionalismo
y el dolor de otros
me afecten como si los sintiera en mi vientre.
Cuesta entender esa idea,
cuesta abrir el corazón y los ojos,
mirar de frente y decir "deseo ser feliz frente a todo,
me comprometo con mi vida,
a vivirla y disfrutarla,
a saborear cada ilusión
y amar sin límites".
Es mi intento diario,
mi deseo ferviente de tocar la felicidad con los dedos,
de que todas y cada una de las decisiones tengan sentido
y estén vistas desde los ojos de Dios.
Que el fracaso más grande,
sea la oportunidad más certera de ser feliz.
Así quiero mi vida,
feliz hasta en el dolor más grande,
porque sé que las oportunidades se deben tomar,
y abrazar.
Me doy la chance de ser feliz con lo que tocó,
pero también con lo que decidí,
con lo que elegí
y con lo que me fue dado.



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