miércoles, 11 de abril de 2012

Vámonos a la mierda, pero juntos!


Cuando vamos creciendo, las responsabilidades se van sumando a la vida, van amoldeando nuestros días, nos van haciendo diligentes y operantes en una sociedad, "hombres y mujeres dueños de..", olvidándonos de todo arranque infantil o pendejo, pues somos "maduros". Los años van pasando y cada vez cuesta más reunirse, pues hay que trabajar, hay responsabilidades que rigen la vida, sino ¿cómo se vive?

Hay cientos de kilómetros que nos separan, playas, ríos, un desierto inmenso, un deseo atrapado en la garganta, hay una cama de dos plazas esperando por ser ocupado, hay muchos brazos por abrir y muchas lágrimas por derramar, han pasado tantos meses y aún recuerdo la última vez que no pudimos desperdirnos, que hacía frío, y que encontré una cama vacía.
Desde ese noviembre que no nos vemos, ¡han pasado más de cinco meses!

Y nuevos proyectos se avecinan,
hay tantas cosas que me desconcentran, que debo pensar, que pasarán, que debo planear, que quiero hacer, que sucederán sin que quiera, pues creo que ya es necesario un cambio de vida,
es sano hacer maletas y marchar a kilómetros, caminar otras calles, probar otros aires, y por fin tener la estabilidad que alguna vez habitó en esas paredes.

Yo siempre estoy dispuesta a emprender vuelo, dónde sea, con el destino que sea, pues sé que es necesario hacerlo, al menos unas cuántas veces en la vida, para probar el sabor de otros lados, para deshacerse del dolor y pasar definitivamente a la realización y la concresión de sueños.
Yo me anoto, me apunto y cuenten con eso, aunque mi mamá cada vez más piense que me estoy arrancando de algo, pues sí, me arranco de lo que hace mal, de lo que alguna vez y más de una vez me hizo daño y me dejó tirada en el piso.

Vámonos a la mierda, juntos, revueltos y convencidos que la vida sigue más allá de los 61 años de edad, pues en dos meses más nace una nueva generación que nos volará la cabeza de amor.

No hay comentarios:

Somos