viernes, 25 de febrero de 2011

Rebobinemos

Quiero empezar de nuevo.
Quiero volver a crecer en esta familia, pero disfrutarlo más.
Saborear cada domingo en la casa de mis abuelos, mirarle una vez más, con mayor detención los ojos a mi abueli, detenerme en las manos de mi tata cuando me pasada los Toffy, patear una vez más la ruda del patio y volver a degustar las uvas.
Jugar con mis primos y detenerme en esos lazos, para no permitir lamentarme como ahora; que hace años que no veo el rostro de mis tíos y de muchos otros.
Quiero que mi mamá me haga dormir una vez más, mirarle y no sentir miedo jamás.
Sentirme inmortal con los abrazos de ella, sentir que vuelo a su lado.
Quiero volver a hacer lazos, cerrar mi boca y disfrutar.
Conocer a las mismas personas, pero no cometer los mismos errores.
Comerme el sarcasmo, nivelar la tolerancia, aplicar la paciencia y vivir.
Lamento algunas cosas de las hoy vivo: quisiera tener una relación 'la raja' con mis hermanos, que mi papá no sólo hable de gastos y se dé afectivamente con sus hijos, tomarme una pastilla de tranquilizante y disfrutar plenamente a 'ese' hombre que hoy no está.
Necesito reconfirmar quiénes están, quiero saber que cuando despierte no tendré el mismo sabor a vacío y a mierda. Que olvidaremos todas las palabrotas, que alguna vez podré llamarte por teléfono y al fin saber de tí por mi.

martes, 22 de febrero de 2011

Yo decido


No es algo desconocido
Hace ya años me he dado cuenta de esto
Me molesta, me supera, me cansa
En realidad, me aburre
Soy de pocos amigos, pero muy buenos
Son contados con los dedos de una mano
Con ellos basta, soy feliz
No necesito más
Me hago responsable de mis palabras
De los abrazos que no dí, de lo que escondo
Muy pocos saben mis pasos
Y en realidad, así me gusta
Pues es exactamente lo contrario lo que me molesta
Detesto que la gente sepa de mí
Que ponga palabras en mi boca
Que conozca a mi familia más que yo
Que diga cosas que ni yo sé
Que recorran pasajes de mi vida con propiedad
Que hablen o se burlen de mis hermanos
Que proyecten mi vida como una visión casi mágica
Que quieran saber y saber cosas de mí
"¿Dónde vas?, ¿con quién estás?, ¿qué harás?, ¿qué te pasa?"
Son preguntas que jamás quiero responder
Y mucho menos a rostros que quiero sacar de mi vida
O a rostros que no soporto
Por eso añoro la exclusividad como concepto primero en mi vida
En mis relaciones y en lo que amo
Yo elijo, pero Él tiene la última palabra.


jueves, 17 de febrero de 2011

No quiero crecer más

Qué ganas de seguir pegada al regazo de mi mamá
De saborear los helados como el placer de infancia
De jugar con los hermanos, como la mayor entretención del mundo
De ir al colegio y volver aprender a leer
De conocer amigos para toda la vida
De abrazar a mi abuela y sentirme inmortal
De comer los dulces de mi tata
Qué ganas de seguir siendo la más chica de la familia
y jamás crecer
De perpetuarme en aquél cuerpo dócil con olor a inocencia
De disfrutar de domingos de familia y de la sencillez
¡Qué penca es crecer!
Qué penca es sentirse disminuido por los demás,
ver cómo hacen y deshacen con decisiones estúpidas
Qué penca es sobrellevar el dolor
¡No quiero crecer más!

martes, 15 de febrero de 2011

Victimización y santificación de tu nombre

Todos hablan de tí, como si te conocieran.
Todos se llenan la boca hablando de tus aventuras,
se ríen de tu poder de conquista,
otros te admiran por tu trabajo, por tu destreza y habilidad,
las mujeres viven enamoradas de tus ojos,
y yo guardo silencio.
Me he cansado de escuchar a otros referirse a tí,
de cualquier forma: ya sea admirándose por todas las minas que has tenido
o cagándose de la risa por tus curaderas.
¡Me cansé, me aburrí!
He vivido años siendo espectadora de tu vida,
la mayoría de los años pegada a la mía, otros años lejos,
pero más bien, siempre has estado lejos.
He visto como desperdicias horas, como te caes y como te vuelves a parar,
he escuchado cómo la gente te adula,
he visto cómo sufres y cómo sufren mis papás,
he visto cómo muchos callan y cómo nadie te reprende.
He visto cómo juegas con el éxito y cómo sabes trabajar.
He sido testigo de tu victimización y de tu santificación
en estas cuatro paredes: de las cuales jamás he sido parte.
He sido testigo de conversaciones acerca de tí,
de cómo la gente se llena la boca con tu nombre,
mientras yo no tengo nada qué decir.
Sólo he sido testigo de tu vida,
de todas y cada una de tus caídas,
de tus misterios que jamás los has revelado frente a mí,
de tus proyectos, que siempre soy la última en saberlos,
he escuchado entre las paredes tus ideas preconcebidas de mí,
simplemente una espectadora más de tu vida, pero con un plus.
Yo sí he vivido contigo, la mayor parte de mi vida.
Yo sí tengo mucho que decir de tí, pero a tí.
Yo sí he visto cómo te caes y todos callan.
Yo sí sé de tu vida (aunque menos que mamá)
Una vez más tu nombre viene a aturdir mis horas,
he pasado minutos mirando el cielo y pensando en cómo pasa todo esto,
he escuchado un montón de conversaciones en torno a tí,
han construido planes en menos de un día,
han hecho maletas,
han hecho itinerarios.
Mientras hay cosas por arreglar,
relaciones que parchar y sanar,
callar el puto conventilleo
y ser leales alguna vez.
¡Cuanto te hace falta de eso!



domingo, 13 de febrero de 2011

Ambigüedad


Qué día más ambiguo.
Acarreando la tristeza de una pérdida hace cuatro años,
pero además aliviada y feliz por sentirme escuchada por Dios.
Recordé perfectamente ese 13 de febrero del 2007,
cuando cansada de luchar contra el cáncer y las mil cosas
que invadieron tu cuerpo, Dios te llamó para hacerle compañía
a tu viejito y a tu hija que te esperaban hacer ya varios años.
En aquellos días, el ambiente en nuestra familia ya era triste,
sabíamos que en cualquier momento ibas a partir, pero estábamos
tranquilos de saber que fuiste feliz y fuiste la abuela y la madre más
maravillosa.
Anoche me visitaste en mis sueños, fue increíble verte,
escuchar tu voz hablándome, más aún este día,
ya que hace semanas que no soñaba.
Te decía lo que sentía, cuánto te necesito hoy, quería saber de tí,
y ahí estabas preocupada por mí: "qué problemas tiene mijita",
me dijiste con tus ojos cristalinos. Creo que fue el mejor regalo que
Dios me pudo dar este día tan triste, sólo Él sabe cuánto te necesito,
cuánto rezo por tí, cuántas veces te he sentido presente mirando
a los ojos a mi madre.
Toda la semana le pedí a Dios y a la Virgen de Lourdes
que se hicieran presentes una vez más en mi vida,
necesitaba volver a sentir esa espiritualidad,
manifestada en todo, transformándome la vida,
agitando corazones para envolverme de amor infinito.
Y aquí estoy, lagrimiando de amor, satisfecha,
completa y feliz, porque no dudo de la inmensidad
de esa mujer que llamé una y otra vez cuando pequeña
y de cuánto la necesito a ella.
Pero gracias a su existencia, tengo a la mejor mamá de todas,
a una rubia de piel clara, bruja como ella sola,
pero la mejor en todo.
Además, confío en que algún día, no muy lejano,
viviré nuevamente desde las entrañas aquél amor,
y con los mismos ojos inquietos. Lo sé.
No me queda nada más que agradecer a Dios.

domingo, 6 de febrero de 2011

Vuelves


Ya te siento, vienes desde lejos.
Puedo olerte, sentirte y aún me estremeces.
¿Por qué vuelves?, ¿por qué no simplemente te rindes?
Vuelves cuando ya me he acostumbrado a tu ausencia,
vuelves cuando el frío se ha apoderado de mi cama,
vuelves cuando ya he olvidado tu voz,
vuelves como si supieras que intento olvidarte,
vuelves cuando dejo de pronunciar tu nombre.
Vuelves con un "hola" tan frío y distante,
que luego se transformará en cálidas tardes de verano.
Vuelves como siempre,
vuelves como te conozco,
vuelves oscilante,
vuelves para luego irte.
Te reconozco desde lejos,
sé tus pasos y aún sigo aquí,
aunque no quisiera estar.
Vuelves.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Estos días


Estos últimos días he hecho lo que más detesto hacer: decidir.
He jugado con mis esperanzas por comodidad, he visto irse
a la prudencia y el buen juicio, para darle paso a las lágrimas
y al poco consenso social.

Jugué con las decisiones y con mis sueños en un día,
pedí permiso, opiniones y conversé hasta agotarme.

Sucumbí ante la presión y dejé que alguien más decidiera
por mí, más bien, necesitaba que aquella voz se hiciera
cargo de toda la mierda que pasaba en esas horas.

Considero que fue el mejor remedio de todos,
es admirable cómo esa mujer arregla mi vida a través
de una llamada telefónica, en unos breves minutos.

Con todo aquello ocurrido en unas horas, descubrí
que hay cosas que he dejado de lado, que me he dado por
vencida sin siquiera intentarlo, me he dado por vencida
en mi cama sin querer mirar, ni responder.
¿Dónde quedó mi energía?

Somos