viernes, 25 de julio de 2014

Canción que acuna.



Ella pinta simple la razón del día 
Ella busca dentro de mi anatomía 
Y siempre me encuentra 
Con el alma inquieta 
Y abre toda poesía 
Y me regala una flor 
Un rayo de luna 
Una mano blanca 
Que me agarra fuerte 
Y del barro me saca 
Y me limpia con la magia 
Que desprende de su voz 

La canción es amor, 
Es desencuentro, es desgarro 
Y desenfreno 
De la más pura pasión 
Humedad de los ojos 
Más sinceros 
Fuerte nudo en el pecho 
Del que da su corazón 
Laralalarira lararaira 

Es la melodía 
Que en mi mente vuela 
Cuando estoy perdido 
Cuando no me encuentro 
Me devuelve a la tierra 
Acunándome 

Y cuando me abraza 
Mueve mis sentidos 
Y mi sangre hierve 
En mi cuerpo encendido 
Y me siento libre 
Naciendo de nuevo 
Y tomando mi camino 
Con más fuerzas que ayer 

La canción es amor, 
Es desencuentro, es desgarro 
Y desenfreno 
De la más pura pasión 
Humedad de los ojos 
Más sinceros 
Fuerte nudo en el pecho 
Del que da su corazón 
Laralalarira lararaira.


¡Así, tal cual!

jueves, 17 de julio de 2014

Al inicio (de nuevo).

Cargaba (y cargo) con una historia,
como todos.
Mi cuerpo pedía a gritos piel,
pero no sólo piel, sino amor.
Me crucé con unos ojos que no correspondían,
como otros que esquivé en el camino.
Me negué a la posibilidad
y llena de vergüenza,
opté como muchas otras veces
a la simple amistad.
Esta vez no fuí yo.
Fue el otro.
Me vió y ya.
Yo me dejé.
Me entregué.
Me banqué TODO.
Me llené hasta el cuello,
teniendo claro que era yo quien debía marchar,
algún día.
Ese día viene apareciéndose hace rato.
La decisión la tomé,
a pesar de las diversas conversaciones,
no hay más qué hacer.
Volver al inicio
y retomar lo que debió ser una amistad.
Haciendo el balance:
desde los ojos más juiciosos,
fue una decisión estúpida, mala, inmoral,
de poca autoestima,
una relación mal hecha,
y más.
Desde mí y mis entrañas:
sí, fue una decisión estúpida desde el inicio,
pero yo quería vivirla tal y como venía.
Ya sea por la curiosidad o por la estupidez
que me embarga desde años,
qué se yo,
pero ya está.
Saldré dolida de esta y de cuántas relaciones más,
sólo me quedo con la sensación de que hay más
vida y un millón de posibilidades para ser feliz
a pesar de la enfermedad y las responsabilidad.
Me quedo con la sensación de que el amor
es cosa de azar, de suerte, de racha,
y me siento re lejos de eso,
no sólo hoy, sino que siempre.
Y de ahí decantan todos mis temas tabú.
Anhelo no volver a la coraza,
anhelo irme lejos una vez más
(han vuelto mis ganas de estar lejos),
anhelo correr y no volver a pronunciar nombres
por un largo rato,
anhelo aplacar el deseo de llamar y saber,
admiro mi voluntad para seguir adelante
y no autoflagelarme por el deseo de estar.
Hoy no quiero permanecer.
Hoy no quiero quedarme.
Hoy, deseo que la suerte me toque a mí.


martes, 8 de julio de 2014

La enana más gigante

En unas horas se cumplen dos años de tu llegada.
Jamás pensé la inmensidad de tu ser.
Tu luz vino a romper con los miedos, 
a hacerme creer que hay cosas que tienen sentido,
a no temer por el dolor de la caída.
Significas tantas cosas y sólo tienes dos años.
Desde que te abracé entre mis brazos hasta hoy
la mirada se me empaña,
caen lágrimas en mis mejillas
y me siento afortunada de nombrarte
y sentirte parte de mí.
Eres luz,
energía pura,
armonía 
e inmenso amor.
Eres la sonrisa de tu tata,
las últimas esperanzas que él tiene en la vida,
eres la energía y el amor verdadero,
eres la valentía hecha carne.
Con tu existencia entiendo tantas cosas
y tengo certeza de otras:
sé que aún se puede amar,
que las caídas valen la pena,
que la vida se sigue proyectando,
me convenzo que la familia lo cura todo
pues en tu abrazo con euforia se calman todos los dolores.
Nadie puede evitar todo lo que vivirás,
pero ten certeza que aprenderás siempre,
que hay miles de personas importantes en la vida 
y otras que serán pasajeros,
pero nada se compara a la familia.
Deseo que crezcas llena de sueños,
que jamás dependas de otros para cumplir lo que anhelas,
que bailes y jamás ocultes tu luz.
Eres gigante.
Eres armonía.
Eres luz.
Eres vida.
Te amo más que el día en que naciste,
porque me has enseñado lo que no he aprendido en veinticuatro años.

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