sábado, 29 de septiembre de 2012

Maldita sensación

Tengo una muy mala percepción
Tengo la sensación de que algo pasará
Y quizás sea el miedo o las desilusiones
Tal vez aún no cierro amistades, no elimino máscaras
Tengo un sabor amargo recorriendo mi boca,
pero sé que viene del exterior
No, no soy yo.. es alguien más.

Quiero irme a dormir porque creo que no se viene nada bueno para mí 

sábado, 22 de septiembre de 2012

La enfermedad no puede con nosotros


Hace mucho tiempo que las cosas no están bien.
Nunca hemos tenido el hábito de sentarnos a conversar para decirnos las cosas a la cara, más bien, nos gusta amarnos, discutir escondidos y lagrimear como bebés en el seno materno.

Sin duda, hemos vivido muchas cosas: 
despedidas, bienvenidas, pérdidas, discusiones muy fuertes,
enfermedades, dolor, incertidumbre y silencios eternos,
palabrotas, distanciamientos, enojos por meses,
malhumor, tensión, amor profundo, enseñanzas, códigos
y por sobre todo, aprender a amarnos y a volver siempre al nido.

Muchos años aprendimos a hacernos los locos con todo,
a tapar el sol con un dedo, 
a remar en silencio para el mismo lado, 
a acallar los dolores propios para sobreponer el del resto,
a ser consciente de las necesidades de los demás, 
a optar por la familia SIEMPRE,
a abrazarnos en silencio,
a apoyar los sueños y hacerlos comunes,
a estar donde el corazón está,
a disfrutar del seno familiar como fuente de vida,
a hablar de la infancia con añoranza,
a aprender de la sabiduría de los abuelos,
a recordar con el corazón constreñido.

Ya es momento de remediar los años de silencio,
es hora de que la verdad entre por las puertas y las ventanas
y seamos capaces de seguir amándonos 
en la dificultad, como lo hemos hecho siempre.
Es hora de volver a la matriz, al origen,
abrazarnos y soportar esta depresión de mierda
que no sólo ataca a uno, 
pues somos todos.
"no sé si ustedes piensan lo mismo,
pero si tú papá estás mal,
TODOS ESTAMOS MAL".

La enfermedad vino a atacar al patriarca
sólo para recordarnos lo frágiles que somos,
y lo olvidado en el silencio que estaba.
No es primera vez que nos toca trabajar en equipo,
desde el norte y del sur,
desde tu pieza a la mía,
desde tus temores a los de todos:
sin duda, el ahora ya llegó,
para decir lo que muchas veces callaste por no herir nuestros ideales,
lo que muchas veces no quisiste decir porque nos criaste libres.
La cuenta de toda tu vida llegó hace tiempo
y nunca quisiste admitirlo,
porque la trágica muerte de mi abuelo sigue viva en tus ojos,
porque la decisión de vida del Jorge te sigue sabiendo desconocida,
porque el alejamiento de la familia del Vicente tiene que ver con tu silencio,
porque siempre quisiste que un hombre valiera la pena para mí,
porque la distancia hacia el norte se hace eterna cuando quieres abrazar al Feli,
porque es imposible que te pierdas la lactancia de la Amanda,
y sobre todo, porque no sólo tú estás enfermo,
TODOS ESTAMOS ENFERMOS CONTIGO.

"Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida,
ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente,
ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo,
ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor Nuestro" (Romanos 8, 38-39)




miércoles, 19 de septiembre de 2012

Afortunada


Le tenía miedo a estos días de festividad en Chile,
porque el año pasado me encerré,
estaba viviendo mi primer duelo (amoroso)
y las lágrimas y el martirio fueron mis mejores amigos.
No quería repetir la historia,
me negaba a pasar todos esos días en mi casa,
creando historias en mi cabeza,
inventando y pensado: "¿qué estará haciendo él?".
Quería estar rodeada de mi familia,
abrazar a mis hermanos, reírnos de la infancia,
comer hartas empanadas y asado,
bailarme unas cuecas,
salir con mis amigos,
saborear el terremoto
y que el viento jugara con mi pelo.
Uno de estos tantos días festivos: me dejé caer.
Me aburrí y me senté a lagrimear con un solo motivo: yo.
Me regalé unas cuantas lágrimas,
pensé en mí y sólo en mí,
pues el resto de los días no había tiempo de,
no había motivos de, 
sólo celebración, familia y baile.

Me sorprendí,
me pillaron de sorpresa,
jamás lo pensé.
Una inyección de energía al ego y al deseo,
al amor propio y al buen humor.
¡Qué manera de reírme!
Y la inyección de energía de mi familia (nunca completa)
vino a ponerle la guinda a la torta,
las risas, los recuerdos, los chistes fomes,
el Clemente y la nueva generación,
la docencia y el gremio familiar,
el futuro y nuestros abuelos.

Estas celebraciones me dejaron más que un resfrío
y mis labios partidos,
entendí que debo seguir sorprendiéndome con la vida,
que la familia sigue siendo el lugar que más cuido y más amo,
que extraño más que la cresta a mi hermano y a mi sobrina,
y que Dios me ha premiado, sin ninguna duda.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Vuelvo a creer


Tengo fe
Tengo esperanza 
Quiero creer y respirar certezas
Quiero vivir días llenas de luz y primavera,
de familia y de amor,
de lágrimas y cercanía.
¿Dónde estarán?
¿Cuándo vendrán?
Las necesito,
una inyección de energía buena,
que me haga volar y sonreír,
que me deje llena de amor del bueno,
y cargada de paz interior.

Sé dónde encontrarlas,
en qué abrazos se encuentran esa tranquilidad,
en qué rostros puedo quedarme cuando la esperanza me deja,
en qué música puedo descubrir las lágrimas que limpian,
y dónde encontrar la seguridad perdida hace años
al igual que el amor propio.

Sé dónde encontrarme,
sólo los necesito a "ustedes",
un (re)encuentro que me salve de esta mierda,
un shock de amor de la Amanda,
una tarde familiar cargada de nostalgia,
una noche durmiendo todos en casa,
una junta de amigas llena de carcajadas
sin esconder la vergüenza y los deseos,
una caminata a pies descalzos por la arena de Punta de Lobos,
un vinito blanco con durazno a media tarde,
meterme al mar en pleno mes de julio,
y las últimas lágrimas de dolor que guardo.

"No seas insegura, eso dejámelo a mí"

DIOS SIEMPRE SABE QUÉ HACER

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Distancia cruel

Miro tu foto
y no dejo de llorar.
Estás tan grande
y parece que fue ayer 11 de julio,
cuando te tuve en mis brazos por última vez
y no querías abrir los ojos.
Es fuerte estar lejos
y no sentirte ni oírte,
no poder estrecharte entre mis brazos
y que te muevas y sonrías.
A veces o siempre,
tengo miedo de no verte (más),
de que el tiempo pase
y la "contingencia" tenga más poder.
No sigas creciendo sin avisarnos,
danos la certeza de un encuentro próximo.

Te amo, sobrina.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Con ganas de putear.

No sé qué mierda le pasa a Septiembre conmigo.
Sé que algo anda mal, aunque quizá suene exagerada, pero algo huele mal.
Sí, sólo llevamos tres días, pero ¡es mí mes!, son mis días.

No me produce ningún interés mi primera práctica,
y mucho menos con las "recomendaciones" del vicerrector respecto
a mi profesora guía: "debes trabajar bajo SU método, debes tener tacto 
para decir las cosas.." mientras me miraba con cara de 'te compadezco'.
No quiero levantarme a las 6 de la mañana,
vestirme como no lo hago habitualmente e ir a presentarme
a un colegio donde sólo tendré el rol de mirar.

Por otra parte,
ella siempre, SIEMPRE, llama para malas noticias,
para reportar la 'mala' conducta de él,
para 'acusarlo',
para decir que está cansada,
que no es lo que quiere para su vida,
¿me estás rompiendo las pelotas o esta es una broma?
¡TIENEN MÁS DE 28 AÑOS Y UNA HIJA!
No puedo decir más que la rabia se me está saliendo por todas partes,
que las pendejadas se siguen cometiendo a pesar de los años,
las responsabilidades y el trabajo.
Me encantaría gritarles en la cara que no llamen más,
que mi mamá no tiene porqué interferir,
que no queremos escuchar más malas noticias,
que maduren,
que sean un ejemplo para su hija 
y no un par de pendejos insoportables, 
incapaces de sobrellevar una relación estable.
- Me agoté -
- Me asusta la manipulación -
- No dejo de llorar -
- Me duele la cabeza -

No, no tengo vida sentimental hace tiempo
y claro, échenme a mí la culpa,
¿de quién más?
Soy una exigente de mierda,
una antisocial preocupada de que no la dañen,
una ostra con miedo a todo,
una pendeja ilusionada y cobarde,
que ya ni sueña con 'el hombre' que la salvará de la soledad,
que no le queda una gota de ánimo para salir de la cama,
que ahora odia la primavera y toda su webada amorosa.
Incapaz de sorprenderme con la gratuidad,
con el ser vista y deseada,
con el ser piropeada.

Sí.
Me repongo lento o a veces rápido, depende.
Sé que lo haré, 
sólo que hoy quería dedicarme a maldecir, 
putear, alegar, llorar y caer.
¿Tengo derecho, cierto?

No.
No tengo la vida resuelta.
Me cuesta "pensarme" en cinco años,
¿alguien puede hacerlo con esta relatividad de mierda?
Prefiero ir construyéndome,
probándome, saboreando el suelo y el cielo,
con muy pocas certezas amarradas a la piel,
con todas las dudas y aterrada.
Sólo sé que no quiero dañar y no ser dañada,
que soy responsable de mis decisiones,
de mis lágrimas y de mis palabras,
de lo demás: hágase cargo usted.

Sólo te pido una cosa, Septiembre: ten piedad de mí y no dejes de amarme. 

Somos