busco rastros de una certeza,
una convicción impenetrable e inquebrantable,
un calor especial que alguna vez sentí
y que tiene nombre y apellido.
¿Por qué la busco fuera, si sé,
exactamente dónde está?
¿Por qué tengo la manía autoflagelante
de relación rostros, aromas, siluetas,
colores, con un dolor específico?
Una vez más, me entrego a lo que busco,
en silencio, sin espectadores,
sin avisarle a nadie,
sin hacer alarde de lo que vivo.
Me entrego a lo que creo
Me entrego a lo que siento
Me entrego sin preguntas
Me dejo caer al vacío con la certeza de la sanación
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