lunes, 3 de mayo de 2010

Mil preguntas sin respuestas

Silencio, por favor.
Quiero quietud, simplemente estar.
Observar en silencio y dejar que el tiempo se me pase mirándome al espejo.
No quiero que vengan a golpear mi puerta, hoy.
Quiero respiros, quiero suspiros.
Necesito mirar el brillo de unos ojos que perdí hace ya algunos años.
Quiero volver a sentir ese olor ponsándose en mi nariz y comer esas uvas.
Necesito el silencio de esas paredes.
Esa quietud que sólo tú logras conseguir y que te llevaste, esa necesito.
No hay ningún regreso, ni ninguna lágrima que te traiga de vuelta.
Sólo están esos sueños que te traen de vuelta por segundos y me dejan con este sabor agridulce en la piel.
¿Cómo era tu rostro?, ¿cómo era el sonido de tu voz?, ¿cuántas cucharadas de azúcar tenía tu te, cada mañana?, ¿a qué santo le rezabas los jueves?, ¿cuál era la receta para ese perfecto pescado frito?, ¿cómo querías que se llamara tu bisnieto?, ¿cuántas luchas te quedaron por pelear aquí?, ¿cuántas respuestas dejaste a medias?, ¿cuántas palabras quisiste decir, y te mordiste la lengua como buena madre y dejaste ser a todo aquél que te rodeaba?, ¿qué querías que fuera de nosotros en unos años?, ¿qué pensabas de Roberto?, ¿qué te hizo tan fuerte, pero a la vez tan cercana?, ¿cuántas veces sufriste en silencio?, ¿cuánto más me harás falta?

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