viernes, 12 de febrero de 2010

Qué podridos todos.


Ayer me sorprendí.

Gracias a Dios no he perdido aquella capacidad, pero ésta vez tenía un matiz negativo y despreciable. Uno nunca termina de conocer a las personas, por más que sean llamados amigos y compañeros de vida, en quienes confiaste un secreto o quizás sólo compartiste un cigarrillo en las noches de invierno, que de un momento a otro, por efectos que son inexplicables, has conocido su lado más perverso y mala leche, ese lado más pendejo y hueón, y puedo decirlo: los desconozco completamente, desconozco esas palabras con ganas de dañar, que son vomitadas en la muralla de la vida, para cagarle la onda a quien sea, sin medir consecuencias. No sé de quienes me rodeo, no sé quienes son esas personas que tanto defendí y que ahora se han preocupado de destruir, con sus comentarios malintencionados, todo aquello que la vida ha sabido unir tan sabiamente, y que es sólo producto de un amor fraterno.

Con los ojos llenos de preguntas, con las lágrimas cayendo en busca de aquellas respuestas, me repito: ¡qué horrible!, qué horrible la mala intención de los demás, el cuestionamiento constante de quienes no tienen idea de la vida, que no son capaces de perdonar ni de crecer, la creatividad constante para inventar cahuines y malentendidos, pero ¿con qué causa?, ¿por qué cresta ese afán de hacerle mal a los demás?

De qué hueones más podridos me rodeo, que cínismo se vive allí, donde todos son capaces de sonreír mientras su mente planea otra malintención para destruir otra cosa. ¿Cuál es el problema de formar amistad?, ¿cuál es la limitación que los aqueja a ustedes, que proyectan en mi?

Lo digo y lo repito, estoy podrida, gracias a su mala onda, a su mala intención, a su pendejería y cobardía. Estoy jodida, y caliente, con ganas de mandarlos a la mierda, porque no tienen idea el daño que son capaces de provocar, porque están llenos de mierda y desazón, porque son capaces de alzar la voz cuando sus comodidades son tocadas. Porque valen una mierda.

1 comentario:

NegraNativa dijo...

Mary, las cosas a veces vienen de las personas inesperadas para bien o mal, pero como hemos conversado en este tiempo tenemos la opción de seleccionar a las personas que nos hagan bien y no daño.
Ayer fue extraño porque nos bombardearon en segundos con cosas que no quisimos oir, pero finalmente podemos sentirnos tranquilas de que hay quienes nos apoyan y entienden y que los malos comentarios no valen la pena.

Ánimo amiga que las cosas pasarán y nos harán mucho mejor.
Un abrazote de esos que te gustan y te reanimen, nos vemos el domingo=)

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