sábado, 6 de febrero de 2010

Me senté a conversar con ellos.


Se nos va la vida, despojándonos de nuestro miedos y temores.

Entre nuestros dedos pasan horas y días, cuestionándonos e interrogándonos sin sentido, haciendo que todos los días de luz, se conviertan en tormentas, en días nublados y abrumados, donde faltan sonrisas y abrazos, donde el malhumor por encontrar aquellas respuestas abundan.. así mismo se nos va la vida, entre dolores de cabeza y preocupaciones estúpidas.

Hoy he decidido despojarme de aquél maldito temor que se ha apoderado de mi por años, y de los que se han acumulado con mi madurez, por aquél natural afán del hombre de hecharse encima todo aquello que lo ata y perturba. Estos días he querido describirlos, delimitarlos y ponerles fin; me ha costado, porque entre mi cabeza y el estómago circulan aquellos miedos paralizantes, que cargan años, lágrimas y pesares. Por fin pude sentarme a conversar con ellos, encontrar su causa, y sanarme. El primero de todos fue la soledad, aquella que experimenté desde pequeña, y que a menudo me visita, para volver a cuestionarme, viste de café, me mira fijamente, es severa, pero tiene aquél lado tierno que me cautiva, es necesario pero muchas veces abrumante, logró mirarla a los ojos, y le digo: "ésta vez no has venido por mi, ¿cierto?, no necesito de ti, me he sentido feliz y he tenido bastante de tu presencia, me visitas a menudo, pero nunca he podido sostenerte de la mano, para que de una vez me digas qué quieres.." Me respondió, luego de vacilar: "sé que necesitas de mi, no es necesario que me lo digas.. lo sé, es bueno tenerme. ¿Qué quiero? no sé qué quiero, más bien, nunca me lo he preguntado, sólo sé que vivo de tí, de tus caídas, de tus encuentros, de tu sonrisa, de tus lágrimas"

Luego de aquella respuesta, pude darme cuenta de que este sentir sólo era parte de lo que produzco, de lo que aquí dentro resuena y hace poco más veces de las que quisiera. Entendí por fin que sus visitas no son más que la ausencia de un otro, que esta "soledad tan concurrida" puede llenar, consíste entoces en abrir paso a cosas nuevas, dejando que esa visita tan inesperada deje de serlo, y venga cuando yo la llame.

El dolor es temor casi colectivo, es deseperante sentirlo, no sabemos cuándo acabará ni siquiera estamos seguros del por qué de su presencia, más bien lo llevamos en nuestros ojos, y marcado en la piel, como el recuerdo de un suceso frío y marchito. Lo rechazamos, lo esquivamos, lo llevamos constantemente porque lo hemos vivido, porque esta interno en nuestras entrañas, porque al hablar de él, nuestro cuerpo habla, nuestras lágrimas hacen su aparición, y la piel se eriza al recordar más de un momento de aquél sentimiento. Lo encontré, y no me fue difícil, era cosa de preguntarle a mis lágrimas, ahí estaba pegado a los momentos más fríos de mi vida, que al recordarlos, vuelve a mi ese personaje. De ojos negros y piel clara, me acerqué sin pensarlo dos veces y le dije: "nunca te he necesitado, mas visitas mis días y te paseas, dejándome desolada y muchas veces sin respuesta. Sé perfectamente tu objetivo, porque es ley de la vida, pero ¿podrías ser menos despreciable, quizás más llevadero?" Se puso de pie, y con un aire desolador, me susurró: "El problema de los hombres, es que me rechazan, y no me permiten entrar a sus vidad de manera tal que no los dañe, es mi escencia, pero además, es culpa de los humanos que no saben llevar mi peso, que me alejan de sus vidas y no me tratan como un amigo.." Me dijo más de lo que ya sabía, no había remedio, había que aceptarlo y vivir con él, había que sobrellevar su peso, de él jamás podría escapar. ¡Qué resignación! ¿qué más quedaba?, por culpa de aquél sentimiento me he sentido cansada de vivir, cansada de días preguntándome el por qué de aquellas pérdidas, el por qué de esas distancias y de esas frías relaciones, de estas lágrimas y de las de ayer.. las de mi vida.

Caricaturicé mis miedos, para hacer de ellos un llevar más liviano, para darle sentido a mis vacíos constantes, para sentirme centrímetros más libre y sanada, para dar espacio a todo aquello que reprimo para sonreír, para darle vida a todo lo que sale de mi, que al fin y al cabo es una parte de todo lo que soy.


"A veces es difícil ser, y lo que hay no siempre es lo que es, y lo que ves no es siempre lo que es"

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