domingo, 21 de febrero de 2010

Aún quédate







Se nos va..



Vino a remojar mis neuronas y sacar fuera toda mi espontaneidad, vino a desestresarme y disfrutar de mis noches como siempre lo hice, vino a hacerme reír a carcajadas sin pensar en la responsabilidad de mañana, vino a llenarme de sorpresas completamente inesperadas y nuevas e increíbles compañías, vino a cerrar una etapa de sanación, de tolerancia y de largos procesos de aceptación, de comunicación con aquél silencio espantoso que me acorralaba en las noches. ¡Gracias querido verano!



Dediqué la mitad de mi verano al trabajo por Cristo, a llevar de alguna manera mi fe a quienes no tienen ni viven a Dios, descansé, me despegué completamente de toda labor o responsabilidad que me atara por meses, me entregué en mi cama a noches de lectura apasionada, días de cine con el corazón estrujado y las lágrimas saltaban de los ojos a mi piel, noches de escritura desesperada y ahogada, pero dejando paz aquí dentro acompañado de Ismael. Pero sin duda hay algo que me sorprendió y que es lo que más rescato del caluroso verano regalado y particularmente acompañado: la bendita amistad.



Descubrí, me sorprendí, abracé y agradecí. Es que las palabras se me escapan de la boca y de mis dedos se resbalan para caracterizar de alguna forma lo que viví y aún sigo viviendo, y sé que con mucha fe seguirá, porque es una amistad incipiente, apasionada, donde se entrelazan ideales y luchas, donde juegan y se conjugan risotadas, gustos en común y luz, donde la certeza del amor fraterno y de la verdad es el fundamento que nos mueve y nos motiva. Porque sigo embobada de tanta magnitud, de tantas cosas hechas en un par de semanas, de tantas compañías que jamás lo pensé, de tanta espontaneidad y fluidez, de tanta ternura y simpatía regalada. ¿Cómo lo explico?



Probablemente las personas que vivieron conmigo estas semanas desde cerca, en primera fila y siendo portagonistas, comprenden y serán mucho más elocuentes y precisos para describir lo vivido, pero yo me quedo con que fue lo mejor de este caluroso verano, con que fuí capaz de avanzar y de dejar atrás silencios, aceptaciones y demoras, por sentirme feliz, por sentir plenitud.



Aún falta un fin de semana prometedor, y encantador, pero ya está, es esto lo que me tiene sonriente y satisfecha.

3 comentarios:

NegraNativa dijo...

Mary, está muy lindo lo escrito, no puedo evitar confidenciar que me conmoví hasta algunas lágrimas.
Agradezco a este hermoso verano porque ustedes me acompañaron mucho más que a matar el tiempo o batir la lengua, sino que a tomarme del suelo y el silencio para alentarme y alzarme con su compañía y cariño.
Sólo se va el verano, nosotros nos quedamos.
Te quiero loca despeinada y disfruta a concho el fin de semana que sin duda alguna será la guinda de la torta de estas vacaciones!

CorazónCoraza dijo...

Te juro que a pesar de la mala onda, no ha afectado en nada en lo que siento, en lo bien que me ha hecho todito esto. Lo mejor de todo: es que tengo la convicción de que la amistad sigue con todo, porque la compañía es rica, porque la conversa es fructífera, porque hay sólo verdad y luz, porque no hay daños ni pendejadas.
Soy feliiiiiiiiiz, negra querida.
Te quier mucho, y gracias por regalarme de tus carcajadas y melones con vino. :)

NegraNativa dijo...

:P
eso de los melones con vino es muy ricooooo.
Y gracias por el almuerzo, la once, el queque, el juego, los chistes, pelambres o más bien análisis de las personas.
Gracias por dejarme entrar en tu vida y por querer estar en la mía.

Ahhhhhhh y la mala onda, se quedó en las personas que la tiraron, de eso no dudo.

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