jueves, 25 de noviembre de 2010

¿Por qué amo tanto?


Crecí en un hogar lleno de amor, con unos padres y abuelos magníficos, con hermanos muy protectores y el dulce sabor de sentirse amado en todo momento.


Desde allí aprendí a amar, desde las entrañas hasta la voz, desde las lágrimas al corazón, aprendí a acompañar, a adorar los domingos en la casa de los abuelos llenos de primos y tíos, a las sobremesas interminables cada fin de semana, a encariñarme con esos pequeños detalles.


Esperaba salir de clase para ver ese rostro materno y recibir el mejor abrazo camino a casa, pues es esa mujer con esa calidez tan especial, con las palabras justas y una tremenda empatía la que sin premeditarlo me enseñó a amar infinitamente.


La concepción de amor que tengo sellada en la piel es consecuencia de lo que vivo, de lo que siempre experimenté en mi familia, de la delicadez y silencio de mi abueli, de la alegría interminable de mi tata, del cuidado y la piel de mi madre, de la transparencia y nobleza de mi papá: ellos han sido y fueron el colchón de cada caída, el soporte más fiel de mi configuración.


¡Allí está mi ser!


Amo tanto porque así soy, porque no sé cómo no se ama, porque en el amor está la fuente de todo principio, de toda construcción, de todo fundamento, de toda pasión.

1 comentario:

AleMamá dijo...

Con tamaño respaldo las penas pasan más rápido.

Me ha encantado la familia que describes. Ojalá la tuya propia, que formes sea así de grande, acogedora e irradiadora de cosas buenas.

Un beso

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