viernes, 3 de diciembre de 2010

Amor secreto


"Allí estaba ella. Había esperado mucho este día, en el que luego de partir volverían a verse los rostros, volverían a amarse, pero en secreto. Corrió las escaleras del metro, mirando el reloj cada dos segundos, pensando que quizás llegaría atrasada. Repasaba sus líneas, intentando no equivocarse, ni siquiera esbozar un te amo que talvez podría lamentar pues no sería bien recibido, pues el silencio seguí significando muerte y desolación. Demoró más de lo pensado, corrió por esas escaleras de un lugar antes tan conocido, y el rostro no estaba allí, digitó el número y reconoció su voz. Se sentó a esperar largos minutos, mientras el día estaba como menos le gustaba: nublado y caluroso, la peor combinación de todas. Mientras los minutos pasaban pensó y pensó qué decir al momento de verse las caras, qué expresión tener, qué deseo aguantarse esta vez, qué miedo ocultar, qué máscara usar. Sin pensarlo apareció con su mejor sonrisa, disculpándose "lo siento, ¿no me atrasé tanto, cierto?" Caminaron juntos, tratando de evitar ese bloque de hielo entre los dos, conversando banalidades, preocupaciones y estupideces: su tema favorito. "Qué extraño estar aquí de nuevo" lo pensó y lo dijo, imaginando su infancia en esas calles, en esa casa. Qué olor tan particular. Entraron a esa casa vacía, llena de recuerdos, con el olor a amor pegado en las murallas, abriendo puertas y ventanas, recordando situaciones, momentos y risas. Ella en el baño, sintiendo el olor de la mujer más bella del mundo, saboreando y evocando, no habías más por hacer. Ahí llegó él, encantador, a rodearla con sus brazos, besándole el cuello, olvidó el cubo de hielo y se dejó amar, mientras ella repetía: "me siento tan sucia, tan mal, esto es demasiado secreto.." mientras él seguía dejando amor en su cuello. Poco a poco fue sacando su ropa, recordando lo que alguna vez pasó entre ellos, se dejaron amar en el suelo de esa casa vacía, olvidando todo lo que había ocurrido, cualquier lágrima mezquina o cualquier dolor parecido. Entre tanto amor, ella no aguantó más, estaba ahí, abrigada por el amor de ese hombre inquieto y palpitante, era suyo nuevamente, los días habían pasado en vano, las horas no habían dejado huellas en su piel, sólo importaba ese momento. Las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos oscuros, la pena de no tenerlo permanentemente o quizás la alegría de volver a encontrarlo a su lado, la tenían así: con las manos heladas, el cuerpo tibio de amor y las ganas de gritarle en la cara que lo amaba incansablemente, mientras él repetía "¿qué te pasa? cuéntame". No fue capaz de esbozar palabras con respecto a lo que sentía, más se limitó a decir, "ya" y volvieron a arroparse en amor. Acabaron los dos, él uno junto al otro, los cuerpos desnudos y cálidos, en mundos completamente separados, sólo los unía el deseo por el otro. ¿Cómo definir lo que había ocurrido ahí?, ¿era amor o sólo una relación sexual más?, quizás nunca lo sabrá, pero ella ese día entendió que ya no formaba parte de su vida"

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