lunes, 26 de octubre de 2009

Tu nombre, mí nombre..


Hoy es especial, no sólo por tu santoral, que es más tuyo que mío (porque siempre me escuchaste renegar de mi nombre, e incluso lo discutimos), sino porque el día me recuerda a tí. Desperté, y en mi mesa había un pastel y un papel que decía: "Feliz Santo, hija", e inmediatamente te recordé y escribí en este mismo sitio algo sobre tí, y mi tía. En misa, recé por tí, pero hubo algo que me congeló.. escuché aquella canción que tanto te gustaba, y que por voz de mi mamá, supe que a mi tía Gabi también, me fue inevitable dibujar esas lágrimas de recuerdo, y por unos largos y eternos segundos pedí que estuvieras aquí conmigo, que un día como este, tu casa se volviera a llenar de sonrisas, que las paredes vibraran una vez más con esas bromas de todos tus nietos y de tu gran familia, que lograbas convocar, con tu inmenso amor, pues esa casa, hoy vacía, sigue con tu olor tan especial, con aquella tranquilidad tan característica, permaneces ahí, aunque el tiempo diga lo contrario.
A mis 20 años, he encontrado sentido a mi nombre, lo escucho de otros labios, y es nombrarte a tí, es rememorar tus pasos por este lugar, es dibujarte sentada en la cocina, conversando con mi mamá, es escuchar tu voz y decir tus frases como "payasada" o "porquería", o simplemente verte rezar con el rosario entre las manos y tus santitos en tu velador.
Te extraño, y considero que nos haces tanta falta, he necesitado ver tus ojos una vez más, y que ellos me den un poquito de tu paz, pero aquí estoy, llevando tu nombre, como el tesoro más hermoso que me dejaste.

No hay comentarios:

Somos