miércoles, 21 de octubre de 2009



Cuando caiga la tarde, lo verás salir
arrastrando de casa el calor del hogar.
Cortará alguna flor, besará a su mujer,
perseguirá la estela de un cometa fugaz.
Y en la calle lo verás abrir la flor de su secreto.
Y empezará a soñar
Quizá vaya a billar a mirar hombres y posturitas
Quizá invente una cita
con un Adonis para él.

Ningún hombre lo amó,
a nadie reveló su pasión y los juegos,
el deseo clandestino.
No hubo cartas de amor, no hubo día del orgullo.
No le devolverán los veranos perdidos.
Y Cernuda, lo ve suspirar, triste desde el Parnaso.
San Sebastián asateado reza por tus pecados,
llora por tí, no olvida
al que sufre en silecio
a su oveja perdida.

Miran al cielo y piden un deseo:
contigo la noche más bella.
Amores imposibles
que escriben en canciones
el trazo de una estrella.
Cartas que nunca se envían.
Botellas que brillan
en el mar del olvido.
Nunca dejes de buscarme
la excusa más cobarde
es culpar al destino.

Cuando salga de clase lo volverá a encontrar
en el lado salvaje, tras el humo del hash.
Él dulce calabera. Él corsariio de barrio.
Ella dulce y muñeca. Ella seria y formal.
Él no escucha el rumor de sus alas si pasa a su lado.
Pobre Blancanieves,
nuestro príncipe prefiere a la madastra
a la mala del cuento.
Él será la manzana
donde duerme el veneno.

Ella soñará un viaje y no habrá despedidas.
Ni canciones de amor. Ni Capuleto y Montesco.
Crecerán y en la espuna del tiempo
se deshacen los sueños.
No quedará ni un recuerdo,
ni en la noche un lamento.
Quizás una leve herida
que lavará el olvido
o el agua de la clepsidra.


Miran al cielo y piden un deseo:
contigo la noche más bella.
Amores imposibles
que escriben en canciones
el trazo de una estrella.
Cartas que nunca se envían.
Botellas que brillan
en el mar del olvido.
Nunca dejes de buscarme
la excusa más cobarde
es culpar al destino.

Caminando hacie el sur, tomando la autopista
han abierto un garito, muy cerquita del pueblo
donde huríes desnudas venidas de cien mundos
celebran cada noche catorce de febrero.
Y en la aldea un hombre suspira si el neón se ilumina
No tuvo Eva este Adán,
no hubo asiento de atrás,
ni caricias, ni cartas perfumadas,
no hubo cita en el parque.
Bo hubo chicas de clan.

Cuando caiga la noche lo verás entrar
como cada domingo aseado y puntual.
La encontrara en el barra, como un delfín varado
que ha perdido su estrella, que un día expulsó el mar.
Ella escucha y él, enamorado, desnuda sus miedos
Entre ruidos, bejamines de champán
y ptrps delfines cobrando su rescate
a náufragos pérdidos
sueña raptar a su amante.

Miran al cielo y piden un deseo:
contigo la noche más bella..

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