martes, 29 de septiembre de 2009


Me lleno de destellos de luz, de recuerdos vagos, en donde sonreía mucho más que hoy, y trato de olvidar este dolor recurrente. Pienso en mañana, pienso en las miles de carcajadas que repartiré al mundo entero, en la estrechez de mi corazón al escuchar voces empapadas de alegría y dicha, dirigiéndose a mi, y talvéz me ilusione más de lo debido, como siempre, y termine el día pensando en las cosas que me hicieron falta, en esas llamadas que esperé, en esas sorpresas que nunca llegan, pero siempre siempre y más siempre, he esperado. No quiero contar las horas que faltan para aquél día, prefiero ahogarme en este dolor estomacal, y estas fotocopias, que me cagaron la semana. Guardo las sonrisas para mañana, que sinceramente, ¡no puedo creer que mañana sea el día! De un tiempo a esta parte, no he querido ningún cumpleaños feliz, sin importar, la relevancia familiar que adquiere este acontecimiento, pero que con el paso del tiempo, ha mengüado, así como el brillo de mis ojos, y la calidez de mi piel. Pido, así como doy, una sonrisa cada día, y más aún, el día de mañana. Pido abrazos y regaloneos. Pido ser yo, la protagonista de mi día, de mi semana.

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