lunes, 18 de marzo de 2013

Verbalizar

Siempre he creído que cuando verbalizamos lo que pensamos o lo que nos pasa,
no sólo compartimos sino que lo hacemos más real y nos condenamos al excrutinio social.
Ésta es sólo una de las cuántas razones por las que no verbalizo,
me abstraigo, mi cuerpo somatiza y soy presa de mi cuerpo,
hasta que de alguna manera u otra pueda solucionar las cosas.
Hace unos días lo escribí "2013: te tengo más miedo que la cresta",
pues así lo es, sin ninguna duda, por todo lo que significa,
todo lo que está en juego en estos dos semestres
y toooodo lo que tiene que aguantar mi cuerpo, mi colon
y por sobre todo, mi sistema nervioso.
Mi madre me cuestionó por esas palabras,
- "¿por qué, hija?, ¿a qué le temes?" -
mientras la miraba detenidamente sin saber cómo le explicaría todo.
Lo intenté,
pero en mi cabeza no deja de trabajar a todo hora,
"¿qué pasará?, ¿y si no sirvo para esto?"
Tengo el estómago apretado día tras día
y los ojos se me llenan de lágrimas,
porque todo está en las manos de Dios.
 [Sigo pensando si verbalizar es una opción]

"Tú que habitas al amparo del Altísimo,
a la sombra del Todopoderoso,
dile al Señor,
mi amparo y mi refugio,
en Tí mi Dios yo pongo mi confianza"

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