domingo, 21 de octubre de 2012

Ausente


La llamada de hoy
me dejó tanta lágrima y dolor de estar lejos.
Me sentí imposibilitada,
ausente, sola en medio del desierto
sin poder tender la mano
o secar las lágrimas de ese rostro.
Claro que tengo opinión,
pero no me corresponde darla,
las vidas que están en juego no me pertenecen,
sólo soy parte, testigo y muchas veces partícipe,
pero que jamás protagonista.
Me toca amar, escuchar, consolar,
reír a carcajadas, celebrar, y estar siempre
sin peros, a cómo dé lugar,
aunque cerca o lejos,
aunque la contingencia separe,
aunque la depresión se pegue con miradas.

Hoy más que nunca me duele estar lejos
y saber que hay alguien que me necesita
y nos necesita a todos.
Es ahora cuando está en juego el amor,
los años, los sacrificios, el desgaste.
¿Qué mierda importan esos kilómetros 
si nos seguimos amando?

Me sigue dando vueltas en la cabeza esa idea de 'crecer', ¿cuál es su finalidad, si con él aumenta el dolor, las distancias, la responsabilidad, las decisiones, los prejuicios, las lágrimas?

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