martes, 31 de mayo de 2011

Lo menos pensado

Considero que las personas no estamos preparadas para las decepciones, porque constituimos nuestra vida con la idea de la felicidad en la cabeza, sin pensar en los obstáculos que se nos presentan de a poco. Yo soy una de esas personas, siempre he protegido y cuidado mi espacio, es muy difícil que alguien entre a mi "familia" tan rápido, porque soy cautelosa, reservada y de relaciones largas y duraderas (a pesar de tener amistades fulminantes que luego se transforman en pilares y apoyo)

La decepción ya la había vivido dentro de estas cuatro paredes tan cálidas, en silencio había llorado situaciones de aquellas que tanto quisiéramos olvidar.

Nunca pensé que en el círculo que hoy mantengo volviera a vivir algo así, las lealtades una vez más fueron trastocadas, el sentido se perdió o más bien, nunca se entendió, la sorpresa se deshizo sobre mi cabeza como balde de agua fría, y los años de amistad se evaporaron. Esta vez no podía entender el cinismo, esta vez no podía aceptar la inmutabilidad, esta vez era yo la traicionada.

No he derramado lágrima, no es necesario.
No he discado ningún número para insultar, no es necesario.
No he tipeado palabras para esa persona, no es necesario.
No he pensado acercarme, no es necesario.

Cuando las personas dejen de mirarse el ombligo, las lealtades jamás serán tranzadas. Porque no importan los años de amistad, no importan los secretos que se guarden, no importa haber abierto la puerta, ya no hay tiempo para arrepentirse o retractarse.

Yo no quiero oír, porque hoy sólo me contiene mi familia.
Yo no quiero mirar, porque sé que no arreglará nada.
Yo no quiero presenciar, porque nunca estuve de acuerdo.
Yo no quiero ser cómplice, porque jamás me lo preguntaron.
Yo lo que quiero es que se vayan a la mierda y limpiarme una vez más.

2 comentarios:

AleMamá dijo...

Nosé cómo acercarme más a tu blog. No se anota automáticamente como suscripción....

NegraNativa dijo...

Yo te abrazo, te acompaño, te cuido y te quiero :)

Somos