sábado, 7 de mayo de 2011

La debilidad del cuerpo

Conozco la vulnerabilidad del cuerpo
He sido testigo y espectador de dolores difíciles de sobrellevar
He visto cuerpo golpeados por la enfermedad
He acompañado desde cerca
y los he vivido
Esta semana me sorprendió el dolor de él
Sufría de dolor agónico en el estómago
Lo vi recostado en su cama, revolviendo su cabello
Loco porque alguien calmara el malestar
Lo acompañé sin vacilaciones
Me hice cargo del papeleo
Corrí por los pasillos de la clínica
Llamé muchas veces por teléfono
Me mantuve estoica
No derramé lágrima
Acompañé desde el silencio
Las horas pasaron por mi,
mientras yo me hundía cada vez más en el sillón
de la sala de espera
Luego de tantas horas tuvimos respuestas
y era peor de lo pensado
Lleno de tubos
agobiado, apaliado y cansado,
y con una sed tremenda
No puedo creer que una semana contenga tanto
Pensar que las cosas iban tan bien
y de un día a otro me perpetué en una sala de hospital
Una vez más no me he permitido la sensibilidad
ni mucho menos la vulnerabilidad
Y sigo pensado lo vulnerables y desprotegidos
que estamos sin saberlo
¡Ánimo gordo, sigo aquí!

2 comentarios:

AleMamá dijo...

Perdona, pero esto NO es ficción, ¿o sí? es que las malas noticias llegan de sopetón, muchas veces y uno nunca termina de estar preparado para ellas.

Si es verdad, ten mucha confianza, porque así como el Señor nos manda la carga nos manda la fuerza para sacar provecho de ello. Provecho en virtudes y santidad para llegar a lo más alto del Cielo que nos sea posible. Si tú amas esa persona y sufres por ello, también lo puedes ofrecer y será muy provechoso para el enfermito y para ti.

Que Dios los acompañe y asista. Confía en Él, y Él obrará, dice un salmo que me encanta. (No recuerdo el nº)

Besos

CorazónCoraza dijo...

No, no es ficción.
Y ahora que viví esto, sé con mayor convicción que sólo nos queda Él.

Somos