miércoles, 11 de mayo de 2011

Estamos solos


Mi papá siempre lo ha dicho y yo lo recordaba "estamos solos, podemos tener hermanos, una familia muy grande, pero al final del camino no tienes a nadie más que a ti". Muchas veces le reproché lo que decía, porque siempre he estado rodeada de gente, mis relaciones sociales son varias, pero creo que me tocó vivirlo en carne propia.

La semana pasada viví momentos de tensión, de mucha preocupación, donde no podía derramar una lágrima porque estaba conteniendo a mi mamá, tratando de conversarle cosas diferentes para que no estuviera tan tensa. No he derramado ni una lágrima aún por esa situación, he estado estoica, serena y contenida, como casi siempre.

Estuve al pie del cañón todos los días en que nos encontramos en la clínica, esperaba horas para pasar una hora con Jorge, me olvidaba de mis responsabilidades universitarias porque mi corazón me pedía estar allá.

Al llegar al lugar siempre eran los mismos rostros: mi mamá y yo, algunas veces mi papá (que siempre le han incomodado los recintos hospitalarios y médicos), y el primer día uno de mis hermanos. Nadie más. Sólo dos personas estuvieron completamente presentes por vía telefónica, porque la distancia no les permitía estar.

Absolutamente nadie más acompañó esas paredes tan heladas. El gordo estuvo desde el viernes hasta hoy solo horas completas en ese lugar tan poco cálido, lejos de la casa, intentando mitigar su dolor, mientras hay personas que se llenan la boca diciendo que son amigos.

Estos días viví lo que mi papá muchas veces me anticipó, escuché frases como "no me dejes solo", "no se vayan" que me partieron el corazón. Y descubrí que el único soporte cálido y que jamás falla es Él y la familia. Si no fuera por nuestra presencia estoy completamente segura que nadie hubiese visitado a mi hermano en ese lugar, el teléfono no hubiese sonado ninguna vez para saber de él, entonces ¿con qué cara me piden que confíe?, ¿con qué cara hay gente que habla de amistad y de incondicionalidad cuando la ausencia a apremiado las horas?

Al fin puedo soltar las lágrimas y decir con firmeza que me quedo aquí donde nací, pegada al regazo de mi mamá, a sus ojitos llorosos cuando algo no está bien, ella es la compañera que quiero para toda mi vida, no quiero soltarme de su mano, porque sé que ella jamás me dejará.

1 comentario:

AleMamá dijo...

Yo tampoco he aparecido....es que no me avisan de nuevas entradas.....¿cómo está tu hermano? Dale mis cariños. Rezaré por Uds. por su salud y fortaleza.

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