martes, 21 de diciembre de 2010

Las mismas lágrimas

Estoy cansada.


Cansada de soñar con el mismo rostro sonriente, cansada de despertar sola como todos los días, de saborear las mismas esperanzas vagas que sé que jamás tendrán frutos, de sacar cuentas los fines de años, de sobrellevar este nudo en la boca del estómago, de tener ganas de decir y maldecir y seguir guardándolo: la piel aguanta demasiado.


La madurez me está jugando en contra, el amar incansablemente se agota y se diluye de a poco, las lágrimas reconocen el lugar y se dejan llevar por las curvas de mi rostro. He vuelto a ser yo frente al espejo, he vuelto a sufrir por esos mismos ojos inquietos, he vuelto a soñar con los mismos labios cálidos, he vuelto a decir sí.


Estoy agotada de esperar sin esperar nada, de agotar las posibilidades, de estar alerta a cualquier movimiento, a cualquier estímulo, de ser tan solidaria y comprensiva con el otro. El calor de estos meses no me ayuda, no puedo conciliar el sueño, la mente trabaja a kilómetros por hora y mi cama está plagada de felinos en busca de cariño, mientras yo lo único que quiero es volver a sentirme, secarme las lágrimas y olvidarme de este año de mierda que no me dejó más que la soledad y el cigarro.


La Navidad seguirá siendo de 5 y no de 6, porque los kilómetros y la plata no nos permiten tenernos cerca, la ausencia de muchos seguirá golpeando estas murallas, pues la enfermedad y el dolor nos han dejado desnudos.


Seguiremos quedando los mismos, los que nacimos en esta casa, sentados al rededor del árbol a las 12.30 de la noche, tomando cola de mono, con cara de resignación y olvido, porque aunque las esperanzas estén puestas en el nuevo año, sabemos muy dentro de nuestros corazones que el próximo año seremos los mismos: con las mismas penas, el mismo dolor, las mismas esperanzas vacías, y la misma puta ausencia que está pegada en nuestra piel.


Quiero creer que desde el 01 de enero del 2011 comienzo una nueva vida, dejo atrás esta cruz que me acompaña, retomo amores y desafíos, y me desligo de todo dolor. Deseo sonreír incansablemente y no permitir que me pisoteen, deseo regocijarme de compañías y de amor, de ese amor esquivo e inquieto.

1 comentario:

AleMamá dijo...

Paso a saludarte para que veas que aunque esté un poco lacia, me importa lo que escribes porque te pasa.

Hay algo que no es exacto
"eso sí:sabemos muy dentro de nuestros corazones que el próximo año seremos los mismos"
No seremos los mismos. Lo gozado, lo vivido y lo sufrido quedan y nos cambian. El punto es usarlo para madurar y ser mejores.

¡Arriba los corazones! que el 2011 sea muy bueno y sigar con viento en popa hacia el futuro! que Dios te bendiga. No te olvides que no esperamos la venida del Viejito Pascuero, sino la llegada del Niño Dios.

Muchos besos. Me dio gusto que psaras por mi casita

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