miércoles, 5 de agosto de 2009


Necesito a alguien que cuente mis tropiezos y caídas; para que luego las pegue en mi frente para recordarme siempre que puedo ponerme de pie, con estas lágrimas a cuestas, además del peso de las responsabilidades, y la cuota familiar, de orgullos y egos.
Necesito a alguien que cuente mis abrazos y besos, mis cariños y mis amigos, mis sonrisas y alegrías, y que al terminar el día me las pegue en mi pecho, para no sentir jamás su ausencia, y aquél vacío que me recurre en estos días.
Necesito a alguien que cuente mis horas de sueño, mis fatigas matutinas, mis insomnios, mis lagunas mentales, mis vacíos constantes, y aquella creatividad que no muchas veces se asoma por mi cabeza y desemboca en mis manos. 
Necesito un Benedetti que incentive mis mañanas con sus letras, que ilustre mis vacilaciones con sus versos, y que moldee mi vida con cada uno de sus cuentos; que me enseñe el hermoso camino de la literatura, como arte, como pasión, como vida y como realidad concreta. 
Necesito un Serrano que armonice aquellas noches largas de intensa lectura, que motive mis ideas, y les de alas, que este recorrida me sea más cotidiano y conocido, que produzca en mí muchísimo más, que alargue las horas de mis días, que de a mis diálogos versos y melodías, y un nuevo sentido a todo esto.

Extraño a un amigo en particular
Extraño noches de luna y cigarros
Extraño abrazos y compañías
Extraño frases y te quieros
Extraño mañanas y atardeceres
Extraño figuras y sombras
Extraño dulzuras y presencias

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