martes, 8 de julio de 2014

La enana más gigante

En unas horas se cumplen dos años de tu llegada.
Jamás pensé la inmensidad de tu ser.
Tu luz vino a romper con los miedos, 
a hacerme creer que hay cosas que tienen sentido,
a no temer por el dolor de la caída.
Significas tantas cosas y sólo tienes dos años.
Desde que te abracé entre mis brazos hasta hoy
la mirada se me empaña,
caen lágrimas en mis mejillas
y me siento afortunada de nombrarte
y sentirte parte de mí.
Eres luz,
energía pura,
armonía 
e inmenso amor.
Eres la sonrisa de tu tata,
las últimas esperanzas que él tiene en la vida,
eres la energía y el amor verdadero,
eres la valentía hecha carne.
Con tu existencia entiendo tantas cosas
y tengo certeza de otras:
sé que aún se puede amar,
que las caídas valen la pena,
que la vida se sigue proyectando,
me convenzo que la familia lo cura todo
pues en tu abrazo con euforia se calman todos los dolores.
Nadie puede evitar todo lo que vivirás,
pero ten certeza que aprenderás siempre,
que hay miles de personas importantes en la vida 
y otras que serán pasajeros,
pero nada se compara a la familia.
Deseo que crezcas llena de sueños,
que jamás dependas de otros para cumplir lo que anhelas,
que bailes y jamás ocultes tu luz.
Eres gigante.
Eres armonía.
Eres luz.
Eres vida.
Te amo más que el día en que naciste,
porque me has enseñado lo que no he aprendido en veinticuatro años.

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