viernes, 11 de diciembre de 2009


"Ella pensaba en no mirarlo más a la cara, ¿qué más podía hacer luego de esa semana de amores y encuentros, que derepente se va la cresta? Maga anhelaba volver a sonreír, como ese hombre lograba hacerlo con ella, pero que esos destellos de felicidad duraban para la eternidad, que su amor se transformara como una fortaleza, y el mayor tesoro, como antes lo había sido. Simón era tan despistado, y eso era encantador, volaba entre su música y los libros, le encantaba compartir una cerveza con amigos y hablar de fútbol, Maga era más reservada, algo más introvertida que Simón, gozaba de una tarde de películas de Almodovar, o de un buen libro de Bendetti, de un cigarrillo bien compartido, o de una comida con sus amigos; pero los unía el amor por las letras, el compromiso con la vida, la pasión por aprender y ayudar a los demás. Cuando estaban juntos el mundo se paralizaba, y el reloj se congelaba entre abrazos y caricias, pero entonces ¿qué pasaba?


Esa era la pregunta que recorría la piel de Maga a diario"

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